La persuasión en la vida cotidiana: una lección de mi carrera bancaria
¿Alguna vez has pensado en cuántas veces al día persuades a alguien para que haga algo?
La persuasión es una habilidad que se encuentra en muchos aspectos de la vida, incluso más allá de la escritura persuasiva que promuevo ahora.
Permíteme compartir contigo una historia personal basada en la persuasión.
Mi inquietud por el cambio
Allá por el 2012 mi “c*lo inquieto” me pedía cambios.
Yo llevaba ya casi 6 años en la misma oficina. Eso para mí era una eternidad.
Ya estaba cansada de hacer siempre lo mismo.
Había entrado en febrero del 2006 en aquella sucursal en Bollullos Par del Condado y había empezado de 0.
El primer día que me senté en aquella mesa con el terminal financiero delante (el ordenador del banco), el reciclador a la izquierda (la máquina de donde sale y se guardaba el dinero) y mi compañero detrás, no sabía nada de nada sobre la operativa.
Y aprendí rápido.
Aprendí de mis compañeros y de los clientes.
Vi cómo mis compis iban creciendo profesionalmente y pasando por diferentes puestos y funciones.
La oportunidad que más temía en aquellos años y que me sirvió para lo que vendría después
Al fondo de la oficina, pegada a la puerta del archivo, había una mesa.
Era el puesto de la tercera de abordo (lo digo en femenino, porque estando yo allí ese puesto fue ocupado solo por mujeres).
Al principio me daba pánico pensar que pudiera llegar a sentarme en esa mesa algún día.
Mucha responsabilidad había entre aquellos papeles.
Muchas operaciones “gordas” se montaban en aquella mesa.
Y el primer director que tuve en esa oficina, me ayudó a prepararme para cuando llegó el momento.
Una suerte contar con su apoyo.
Como mis dos compis predecesoras fueron progresando y pasando a puestos de subdirección, hubo un día que me tocó sentarme en la silla de la tercera de la oficina.
Y fue lo mejor que me pasó, porque fue el esprín final de aquellos 6 años.
Durante 12 intensos meses aprendí muchas cosas que me valdrían para dar el salto de puesto a mí también.
La gran entrevista
En diciembre salió una subdirección en una oficina de la zona y “pequeña”.
Algo dentro de mí me decía que era el momento. Así que después de pensarlo mucho, decidí postular por ese puesto.
Y llegaba el gran momento: la entrevista con el DAN (Director de Área de Negocio).
Como a la vida le gusta ponerme retos, la entidad en aquella época estimó a bien quitar al que estaba allí y que ya me conocía.
Y ponían a uno nuevo.
Venía de Granada.
“El corrillo de vecinas” decía que venía a “ganar puntos”. Nuestra DAN era una zona muy buena, para “lucirse”. Proyección interna para él.
Y que era muy duro.
Qué buen momento para postular, pensé.
Ya me podía haber estado quietecita.
Así que me puse manos a la obra. Tenía que prepararme la entrevista.
Mi primera entrevista de esas características.
La preparación previa para conseguir el éxito
Para afrontarla, decidí contactar con un compañero que había sido mi tutor cuando yo entré como empleada y que ya era subdirector en la entidad, para que me ayudara.
Me explicó todo lo que tenía que investigar:
Una serie de datos que, conociéndolos, me permitiría afrontar la entrevista con seguridad (era novata, mi primera vez).
Solo te puedo decir que fue un éxito.
No me seleccionaron para esa plaza en concreto, pero sí para la siguiente.
Al nuevo DAN le encantó mi entrevista.
Había sido capaz de persuadirlo.
Vale, Pilar. Y después de esta batallita nostálgica, ¿qué tiene que ver todo esto con conmigo?
TODO.
La persuasión en la vida cotidiana
Cuando se habla de vender, probablemente, lo primero que se te venga a la mente es el dúo: negocio – cliente.
Sin embargo, esto es una perspectiva muy simplista de la venta.
Nos pasamos la vida persuadiendo a otras personas para convencerlas con argumentos de que hagan algo:
A tu pareja, a tus hijos, a tu amigo, a tu compañero de trabajo, a un nuevo colaborador, a un posible nuevo cliente…
La vida es venta.
Aplica la persuasión en cualquier ámbito profesional
En aquella entrevista, intenté convencer con argumentos a aquel nuevo DAN de que yo era la persona idónea para ese puesto.
Me había preparado la entrevista a conciencia.
Nada de improvisaciones.
Había investigado qué buscaba la entidad en un cargo y había construido mi mensaje con lo que nos unía.
¿Quién es él?, ¿quién eres tú? Y ¿qué os une?
Todo lo que te he contado es perfectamente aplicable en tus relaciones profesionales con otras personas (y en las personales también).
La escritura persuasiva puedes aplicarla en la venta de un producto o en la venta de tu candidatura a un puesto de trabajo.
Lo que tú estimes.
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Solo una última cosita antes de marcharme:
Aquel DAN fue una de las personas que apostó por mí dentro de la entidad durante mi carrera profesional allí.
Hoy ya no está entre nosotros. Desde aquí le mando un abrazo grande.
Gracias por creer en mí, Jesús.
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